sábado, 28 de noviembre de 2009

¡Ayuda! No puedo controlar a mi perro. Un caso de la vida real.

A Ricardo (mi esposo) le ofrecieron trabajo en Cancún, Mientras él se adelanto a probar suerte yo terminaba la universidad. Pero pocas semanas después empezó a sentirse solo.
Decidimos adoptar.

En el albergue nos dijeron que era una cruza de pastor belga y perro alfa de su camada. Un par de días más tarde Jesper, de 3 meses, volaba al Caribe junto a su nuevo papá.

Seis meses después llegué a Cancún. Fascinada por la energía y la fuerza de Jesper , asumí la responsabilidad de pasearlo, asearlo, alimentarlo y jugar con él. Pero en realidad me parecía imposible controlarlo.

Cuando entraba a la casa me brincaba y me empujaba contra la pared, parecía que no me escuchaba, en la calle era él quién me paseaba a mí y pronto empezó a mostrarse territorial y agresivo.

Los perros como los humanos los viven en sociedades jerárquicas; donde  hay un líder y el resto de los integrantes son seguidores. El líder es el encargado de guiarlos en la búsqueda de alimento, agua y cobijo; y los seguidores son felices de no tener esa responsabilidad.

En caso de que el líder llegará a fallar y no cumpliera con su parte del trato, el instinto llevaría a que el seguidor más fuerte tomará su lugar, de otra forma la manada estaría en riesgo de desaparecer.

Era claro que para Jesper, mi esposo es el líder, cuando él estaba todo era felicidad pero en su ausencia ¿Quién tomaba su lugar? Nadie. Desesperadamente trataba de controlarlo con mimos, premios, gritos y amenazas.

Él solo veía en mí un “líder” desequilibrado, frustrado e histérico que llevaría inevitablemente a la manada a su fin. Como resultado se sentía ansioso y sin guía, mientras que su instinto le gritaba “Protege a la manda”.
Desesperada pedí ayuda. Un aclamado escritor de Ta’ Perrón sabiamente me dijo “Domínalo” y una vez aprendida la técnica me dirigí a casa.

Sujete a Jesper por el lomo para sentarlo, lo giré hasta colocarlo panza p’arriba. Él trataba de levantarse yo lo sujetaba en el piso sin dejarme dominar. Finalmente se puso de lado y dejo de jadear. Aceptando su lugar de seguidor y yo mi posición de líder asertivo, firme y tranquilo.

Tanto la felicidad de nuestro perro como la tranquilidad de nuestro hogar están sujetos a la relación con tengamos con ellos y esta depende del lugar que ocupemos en la manada. En el que todos los humanos de la familia somos líderes y nuestros perros seguidores.

Ser líder es un trabajo de tiempo completo, en el momento que bajes la guardia tu perro te lo recordará buscando ocupar ese lugar y protegiendo a la manada.

Recuerda ser líder no significa, golpear, maltratar o lastimar. Simplemente es guiar y corregir los malos hábitos de tu mascota.

¿Quieres saber más? Escríbenos a dudas.taperron@gmail.com



1 comentario:

Unknown dijo...

¡Qué buen consejo! Si me lo permites pondré el link de tu página en mi FB para que más gente lo lea. Gracias por compartirlo.